Miryam Sosa, el motor detrás de TeArt se afana para que quien tome sus tés e infusiones viva una experiencia casi mágica y se vea envuelto en agradables recuerdos y vivencias

Hay quienes aprovechan los cambios para descubrir senderos inexplorados. Si confían en sus habilidades, saben que no hay que temer. Y si esas habilidades les llevan a saborear la felicidad, es casi como si saborearan mejor la vida.

Miryam Sosa Herrera llevaba tiempo acariciando un sueño cuando finalizó sus estudios de sommelier de té. Como buena arquitecta, ya había diseñado en mente su negocio, TeArt, una casa de té en la que no solo se pudiera degustar la infinita variedad de infusiones, en un ambiente relajado y hermoso rodeado de obras de arte, sino que inspirara a los visitantes a sentirse felices.

Por esos días visitó el taller de un amigo que trabajaba con cacao y le habló de sus ideas. Con el aroma de los nibs (esos trocitos que forman el interior de la semilla del cacao) y las mermas de chocolate que el amigo le regaló surgió la epifanía. Se preguntó qué sabor le gustaría crear y pensó en Mérida, en sus chocolates especiados, y empezó a mezclar. “En esa experiencia de ensayo y error llegué al momento en que sientes que la infusión te reconforta, que sabe a regocijo, a nieve, a día lluvioso: había nacido Kokoart”.

En diciembre de 2018, la hermana de Miryam regaló el blend de té, cacao y canela a sus amigas y todas quedaron encantadas. La sommelier lo llevó a grupos de prueba y la respuesta fue positiva. Entonces, la arrastró el torbellino. “No dormía pensando en marca, imagen, presencia física, nombre, mensaje del empaque. A la semana se celebraba el Día Internacional del Té. Se programó una actividad y los organizadores me invitaron a participar, y allí estaba el amigo que me regaló las cascarillas. El padre Francisco, párroco de la iglesia de la virgen de la Chiquinquirá, me dio su bendición y me invitaron a hablar. Así tomó forma mi emprendimiento TeArt”.

En enero de 2019, el dueño de la Sociedad del Café, cafetería internacional situada en Los Palos Grandes, en Caracas, la invito a llevar sus infusiones al local. Y fue un éxito de venta desde el primer día.

Más adelante, cursó el diplomado de neurogastronomía con Merlin Gessen, especialista en los aspectos sensoriales de la gastronomía. “La idea de la neurogastronomía es generar felicidad en los comensales. Eso se convirtió en una experiencia interesante con alimentos y bebidas. Cómo los hueles, qué evocas cuando los pruebas, qué sientes. Hacían catas sensoriales y recordaba momentos, sensaciones y vivencias que evocan felicidad”.

Miryam no cocina, pero el día que probó un té Pu-erh en una experiencia sensorial entendió que en un mismo momento la comida te sabe distinto dependiendo de lo que te segreguen las hormonas. La neurogastronomía te da herramientas para manejar esas sensaciones que dependen de uno y de que cambies el ambiente. Esa es la apuesta de sus mezclas: “El té se asocia con calma, te trae recuerdos que te conectan con ser feliz, y el cacao tiene sustancias químicas y propiedades neurotransmisoras que te ayudan a mejorar el ánimo”.

(No te pierdas este artículo en el que la creadora de TeArt nos habla de armonías: Té y dulces: cómo armonizan mejor)

Recuerda que durante su formación como somellier conoció las más de 40 variedades de té que se comercializan en el mundo y afinó el paladar para reconocer cada mezcla y sus referentes. “Tienes que determinar si es ahumado, qué te recuerda, qué evocas, qué sentimientos surgen cuando lo pruebas, entre otras cosas”.

-Quiero montar una casa de té. Me di cuenta de que las de Caracas ya no son tan personales. Entonces deseo la gente vuelva a tener la posibilidad de escoger, de saborear en paladar variedades distintas a las que tomó desde que era niño. Además de sitio para degustar infusiones y tés, sería una galería de arte con espacio para reuniones, cine-foros. Mi papá era arquitecto y desde niña nos llevaba a museos, al ateneo, a recitales de poesía. Tenía una rica vida cultural y sobre eso se basa mi sueño.

Considera que la educación debe ser constante para construir una marca, el aprendizaje en busca del conocimiento para hacerlo mejor. Una hora al día la dedica a leer sobre materias en las que trabaja: té, liderazgo, la experiencia de otros. “Eso te hace crecer en todos los aspectos, como hija, mamá y empresaria”.

Como la mayoría de los que tienen el éxito en mente, dedica al emprendimiento todo el tiempo que le queda después de atender a sus niños. Por supuesto, su familia la apoya. Además, ahorra el 70% de lo que gana para asegurarse de hacer realidad sus planes.

Té y arte

Miryam Sosa disfruta de su pasión por la pintura, que estudio con Abilio Padrón. Cada té o infusión que produce tiene en el empaque su propia pintura. Kokoart, un árbol, y los tés verde y negro, unos abstractos. Las bolsitas individuales conservan la marca. Y los puedes saborear en nuestra Tienda Dulcear. TeArt esta en Fb Somosteart y en IG @somosteart