Amores y amoras. En tiempos golosos adversos, es importante que el Universo tenga muy clarito lo que necesitamos. No es que él sea lento ni pichirre, es que tiene mucha gente que atender. Entonces, para recordarle cuáles son los postrecitos que nos queremos comer, tenemos que lanzarle unas indirectas nada sutiles. Aquí les voy a enseñar cómo escribir sus afirmaciones para merendar en abundancia.


1)      Decreta. Una afirmación se escribe siempre en presente y en positivo. Además, nunca se redacta en plan de pedir, porque eso es como velar y el Universo no quiere que nos veamos lambucios ni que le chuleemos a los demás, sino que nos asumamos regios y a-bun-dan-tes. Entonces agarra papel y lápiz y escribe de una vez: “Tengo a mi alcance muchos profiteroles buenísimos porque de pana me los merezco”. Evita frases derrotistas como “¡naaaa’ guará de tiempo que no como profiteroles! Sería tan bueno comerme aunque sea uno…”. O sea, jelóu, sin llorar que no es ranchera. Nada de eso. Es más: visualízate de una vez como dueña/o de la pastelería. Eso, o que estás casado/a con el dueño, si quieres los mismos beneficios pero sin cocinar, ni hornear ni limpiar.


2)      No seas tímida/o. Como el Universo quiere que uno tenga todo lo que necesita, pues usted pida sin pena como si esos reales no fueran suyos (básicamente porque si no hay profiteroles, alguito más te irá cayendo mientras tanto. Malo no es). Sé específica/o sobre lo que te gusta. Puedes escribir más abajo: “También tengo muchos golfeados... calienticos, con mucho melao y queso de mano doble. Y caracolas doraditas. Y pasta seca recién hecha. Y bombas gorditas con mucha crema. Y churros crujientes rellenos de arequipe. Y tunjitas con full azúcar”. Tranquila/o, que algo se te materializará. No preguntes, tú confía. Chill.


3)       No digas que no. Evita totalmente frases ñoñas como “mira, pero no me vayas a traer donas de coco porque no me gusta el coco, plis”... Mi amor bello, cielito, primor, canchunchú: el Universo escucha nada más el primer pedacito de los decretos, y si se le cae el wifi y solo escuchó que tú no quieres que te traigan donas, pues te cierras a las hermosas e imprevisibles posibilidades del azar y por andar con esa necedad te puedes quedar sin donas en absoluto. Así que usted cierra su piquito lindo sobre lo que no le gusta y si por esas cosas locas de la vida, la dona le llega de coco, pues usted la regala (o me la manda por correo, que a mí sí me gusta). Usted no sabe si quien se la va a obsequiar está bien chévere, si la docena también trae donas de Nutella, si se va a ganar un concurso de donas ilimitadas por un mes, etc. La gente próspera no rechaza y además comparte, así que usted diga SIEMPRE que sí. A postre regalado no se le mira el topping, lo dice Carreño.


4)      No te preguntes cómo. Por caridad, no seas aguafiestas y no empieces a sabotear la cosa antes de empezar. “Chíviri, billi tidi, piri ixplíquimi quiin mi vi i rigilir dinis in isti pilidiri”. NADA DE ESO. Eso es problema del Universo, no tuyo: no seas tan entrépito/a ni tan falta de respeto. Él tiene sus caminos insondables, no juegue. Ten fe.


5)      Visualiza completo. No escribas pensando solo en la “ilusión” de la milhoja, por ejemplo. Tienes que imaginarte la experiencia íntegra: la nariz sucia, la cremita chorreando, el hojaldre roto y espatillado en avalancha en el platico, las burusas, el pegoste porque ya te gastaste la servilleta, el raspado del papelito, etc. Esa milhoja es tuya, nació para ti, la hicieron hoy y te está esperando. Es más, como la tuya es tamaño familiar y te va a sobrar, te la vas a llevar para la casa, ¿qué tal? Con teipecito en la caja y todo.


6)      Repite tus afirmaciones diariamente. Con actitud, descaradamente, súper cara e’ tabla. Así, si el Universo de verdad no te oye, pues alguien se va a compadecer de ti y así sea porque le das cosita te va a regalar lo que estás pidiendo, para que no jorobes más... Te dije que eran insondables.


Y colorín colorado, sabrosito habrás dulceado.