Atención a la temperatura: Antes de utilizar y mezclar los ingredientes procura tenerlos un tiempo fuera de la nevera, para que estén a temperatura ambiente y se puedan mezclar mucho mejor.

No batas mucho la mezcla: Para lograr una masa homogénea, lo correcto sería batir a velocidad baja hasta lograr que todos los ingredientes se integren. Al batirlos mucho evitas que queden ligeros y esponjosos.

Prepara el molde: Para que no se peguen, unta con spray de cocina la bandeja antes de llevarás al horno.

Utiliza una bandeja para cupcakes y los capacillos adecuados. Las bandejas las puedes conseguir metalizadas y de silicón, hay quienes prefieren la primera. Los capacillos deben ser de calidad, si utilizas unos muy transparentes y finos tenderán a dañarse o transparentarse por el calor y seguramente se deformarán.

Una bandeja a la vez. Para evitar que se horneen de manera dispareja, no lleves al horno en una sola tanda todos los cupcakes que hayas hecho.

La temperatura adecuada es 180º centígrados, aunque hay quienes recomiendan 170º- 175º  centígrados para que suban menos y queden algo planitos, esto dependerá de tu gusto y el uso o la decoración que desees.  Déjalos en el horno durante 20 minutos, si son mini cupcakes reduce el tiempo a 10 minutos.

Un truco de la abuela para saber si están listos es introducir con cuidado un cuchillo o, mejor aún, un palillo de repostería, si sale limpio, entonces están listos.

Al sacarlos del horno no los dejes en la bandeja, sobre todo si es de metal, porque al preservar el calor, continuará el proceso como si siguieran horneándose. Retíralos con cuidado para que no te quemes.

A momento de jugar con los sabores es preciso que busques un equilibrio entre la base y la cubierta, trata de que ambas no sean igual de dulces, para que no resulten empalagosos.