La cantina de mi colegio era un lugar prohibido para mi. Todo lo que ahí vendían era calificado por mi mamá como “fritangas”, ergo, estaban vetadas en mi dieta infantil. Con tal de evitar esos desayunos llenos de grasa, mi mamá se levantaba más temprano y nos preparaba sánduches de pan integral y arepas que acompañaba infaltablemente con bebidas de lujo: naranjas recién exprimidas o cualquier otra fruta que licuaba con poca azúcar. A mi me gustaban sus desayunos y los devoraba en el primer recreo de las 9 a.m., cuando ya estaba a punto de desfallecer de hambre, pero
Dulce memoria de Caracas. María Gabriela Méndez hace un recorrido por los lugares de la capital venezolana donde solía comer postres.
Los cuadernos de recetas de la familia son tesoros, pero la mayoría de las veces, las recetas más importantes se guardan en la memoria. María Gabriela Méndez nos cuenta sobre el recetario de su abuela.