Una verrine es una modalidad de postre que se sirve en vasos cortos transparentes y consiste en una serie de capas (mínimo tres) de preparaciones de distintos sabores, texturas y colores. Su nombre deriva del francés verre (que significa tanto vidrio como vaso, así que verrine vendría siendo “vasito”).


Esta forma de presentación implica crear un pequeño ecosistema dulce que permite infinitas combinaciones (con cremas, mousses, bavaroises, semifreddos, crumbles, coulis, frutas, flores, hierbas, etc) según tus gustos, imaginación y presupuesto. El resultado suele ser apetitoso y sumamente decorativo, por eso hoy en Dulcear.com te queremos contar algunos de los secretos de este postre que se ha convertido en tendencia, para que lo puedas hacer en casa.



¿Qué necesitas para preparar
una buena verrine?


  • Usa vasos impecables. Lávalos bien con agua caliente. De ser necesario, sácales brillo con un paño de microfibra. Si no tienes suficientes vasos iguales, puedes usar copas.
  • Elige bien los sabores. Como la verrine lleva capas de distintas recetas, no todas deberían ser igual de empalagosas. Recuerda que es ideal que los sabores se complementen en lugar de opacarse.
  • Procura lograr una bonita paleta de colores. Al servirse en vaso, tus comensales verán enseguida todo lo que hay dentro. Puedes elegir los colores por contraste o por armonía de colores.
  • Usa medidas consistentes. Para que todas las verrines te queden parejas –aunque hayas decidido que las capas tengan grosores distintos por cada preparación–, usa siempre las mismas medidas por mezcla en cada vaso (dos cucharadas de brownie molido en cada vaso, una cucharada de mousse en cada vaso, una cucharada de crema inglesa en cada vaso, etc). Si lo haces al ojo por ciento, no obtendrás verrines iguales.
  • Combina texturas. Puedes usar pudines, salsas dulces, cremas, bizcochos desmenuzados, mousses, galletas, mermeladas… Por lo general se usa una capa base de la preparación más sólida o pesada en el fondo, las capas cremosas/densas van en el medio y las más ligeras arriba.
  • Deja enfriar con frecuencia. Todas las preparaciones que hagas para armar la verrine deben estar frías o a temperatura ambiente, nunca calientes. Si te da miedo que las capas se mezclen o desdibujen al superponerlas, puedes meter las verrines a la nevera a enfriar un rato antes de añadir la siguiente. Recuerda cubrirlas con papel film para que no absorban los olores de los demás alimentos. Esto también evitará que se te resequen.
  • Vierte cada capa de mezcla despacio, a corta distancia (no desde lo alto) y desde el centro. Esto ayudará a que los bordes queden perfectos. Revisa y limpia con cuidado los bordes del vaso si cometiste algún error antes de pasar a la capa siguiente.
  • Recuerda que puedes ponerle “tapas” a tus vasos con galletas, láminas de chocolate o de caramelo, etc. La capa de decoración es muy importante y en ella puedes usar flores comestibles, frutas enteras o picadas, suspiros, macarons, etc. Siempre que puedas, relega la decoración hasta el momento de servir para que esta llegue a la mesa lo más fresca y prolija posible.
  • Debes servir siempre las verrines con cucharillas medianas o pequeñas. La idea es que el comensal pueda atravesar y combinar todas las capas al extraer del vaso cada bocado.

Si bien requieren trabajo y concentración, las verrines son una opción muy bella y elegante para ocasiones especiales. 


Uno de nuestros pasteleros favoritos de estos postres es David Vidal, un canadiense que los prepara en el hotel Scandic Laholmen en Suecia. La fotografía que abre este artículo es de su cuenta de Instagram @vidal31 a través de la que muestra sus pequeñas obras de arte. Aquí compartimos otra para que te inspires a intentar esta forma de servirlos.


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Blueberry, Opalys and Blackcurrant

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