El polvo para hornear es uno de los ingredientes  más comunes en los recetarios de pastelería. Se utiliza en la repostería para agregar a las mezclas antes de cocinarlas, con la intención de que al hornear produzcan dióxido de carbono y suban.

¿Qué contiene? Se compone de un agente ácido (cremor tártaro), un agente secante, usualmente fécula,  y bicarbonato de sodio.

Al comprarlo. Una de las cosas que debes verificar es la fecha de vencimiento. Generalmente indican seis meses después del momento de fabricación, luego de este tiempo disminuye considerablemente su potencia.

Cómo preservarlo: En un lugar lugar seco, libre de humedad. No lo hagas en la nevera porque el frío acorta la vida útil del producto. Al medirlo para emplearlo en tus recetas, asegúrate de que la cucharilla esté completamente seca.

Cómo saber si aún sirve. Revisa la lata o la bolsa, si observas grumos esto es señal de que estuvo en contacto con la humedad. También puedes verter una cantidad en un envase o taza con un poquito de agua caliente: si burbujea con fuerza entonces aún puedes utilizarlo.

Cantidad. La cantidad de polvo para hornear estándar es de una cucharadita por cada taza de harina. Sin embargo, en algunos portales que abordan la materia recomiendan ajustar esta porción a la altura y al tipo de torta, ejemplo: A nivel del mar= mayor cantidad=2.5 al 3.0% y a más altura=menor cantidad= 1%.

Algún sustituto. El bicarbonato de sodio, empleado como base y mezclado con algún ingrediente ácido, es uno de los sustitutos en la cocina del polvo para hornear. Algunos especialistas aconsejan mezclar ½ cucharadita de crema tártaro y ¼ de bicarbonato de sodio, para producir ese efecto leudante. También puedes utilizar, en lugar de crémor tártaro, jugo de limón o algún otro jugo cítrico, vinagre o crema ácida.