Los novios suelen escoger con esmero cada detalle de la boda, en especial la torta. Pero algo comestible solo puede conservarse en fotos, aunque al parecer hay otras opciones que incluso pueden caber en la palma de la mano.

En Los Ángeles, Estados Unidos, la artista Rachel Dyke ha logrado convertir su pasión por los objetos pequeños en un negocio: Hace réplicas de pasteles en miniatura. Sin duda los de boda suelen estar entre los más solicitados, pero ella moldea todo tipo de pasteles que sus clientes quieran conservar de esta particular manera.

Aunque a más de un curioso le provocará comérselos de un bocado, deberán tener cuidado porque son hechos con materiales no comestibles, entre ellos pintura acrílica y arcilla polimérica. Cada pieza puede llegar a costar entre 150 y 200 dólares.

Puedes ver su trabajo en: @rachelslittlethings