La crème brûlée es esa crema delicada, cuya cubierta caramelizada es un placer quebrar. Se cree que este clásico postre francés surge durante el siglo XV, de las manos del pastelero François Massialot, quien mezclaba para la cubierta yema de huevo, azúcar y una pizca de harina. Massialot indicaba que una vez estuviera terminada la preparación, debe ser cubierto el tope con más azúcar y dorarla con un soplete.


Se dice que Massialot se inspiró en dos recetas de François Pierre de La Varenne: huevos con leche y, la otra, crema con leche, que se elaboraban cociendo una mezcla de huevos batidos, leche o nata, un poco de mantequilla (en la receta con leche), sal y azúcar. Una vez cuajadas, se les "daba color con la paleta del fuego", y se espolvoreaba azúcar en el momento de servir


Los pocos cambios que han perdurado en la versión actual de la crème brûlée son la sustitución de leche por nata y el modo de preparación, ya que se elabora en una cacerola a baño de María, seguidamente se deja enfriar a temperatura ambiente y, finalmente, se refrigera la mezcla para que cuaje a la perfección.



¿Cómo se prepara la crème brûlée?


Los ingredientes de la crème brûlée son sencillos, igual que la preparación, pero como en cualquier clásico, la diferencia la hace la técnica y el cuidado que se ponga en cada paso de la elaboración


Aquí te dejamos la receta de crème brûlée que comparte la reconocida chef Paulina Abascal en Larousse Cocina:



Ingredientes:


2 tazas de crema para batir (480 ml)

1 vaina de vainilla (o extracto de vainilla)

5 yemas (100 g)

1 taza de azúcar (200 g)



Preparación:


Colocar la crema para batir en una cacerola; abrir la vaina de vainilla por la mitad a lo largo, raspar el interior y agregarlo junto con la vaina a la crema.


Hervirla durante 10 minutos, retirarla del fuego, dejarla enfriar y refrigerarla, de preferencia durante una noche.


Batir las yemas con la mitad del azúcar e incorporarlas a la crema. Colar la preparación y distribuirla en los moldes.


Poner los moldes en la charola e introducirla en el horno. Llenarla con suficiente agua hirviendo, de forma que cubra los moldes hasta la mitad de su altura. Hornear las crèmes brûlées a 150 ºC durante 40 minutos o hasta que tengan consistencia de gelatinas y el centro esté suave. Retirarlas del horno, dejarlas enfriar y refrigerarlas durante 2 horas.


Cubrir la superficie de la crème brûlée con el azúcar restante y caramelizarlas con un soplete. Dejarlas reposar durante unos minutos antes de servirlas.