En esta época de fiesta cada país tiene sus costumbres y los dulces no pueden faltar en la mesa. En Dulcear ya les hemos hablado de los dulces típicos de Venezuela, por eso hoy les contamos sobre algunos de los postres más tradicionales de Navidad en varios países de Latinoamérica. ¿Conoces alguno más, nos ayudas? Sabemos que la gastronomía de nuestros países hermanos es muy rica y variada, y no es fácil abarcarla toda


El ambiente de las navidades en esta parte del continente es bastante similiar. La alegría y el compartir familiar constituyen la esencia de estas fiestas. La época decembrina es motivo de reencontrarse con los seres queridos, de volver a casa. La cena de Nochebuena tiene un carácter especial y los postres están incluidos. Aunque existan bastantes coincidencias en el menú, en lo que se refiere particularmente a los dulces cada uno tiene sus manjares.


En Guatemala, Evelín Boche, cuenta que cuando llega la Nochebuena un ponche recibe a quienes visitan los hogares. Si está caliente, mucho mejor, aunque hay quienes lo prefieren frío. Se le agrega piña, parchita, papaya, manzana, cambur y la infaltable especia en las recetas dulceras: “un toquecito de canela”.   Pero en la mesa, la reina de la celebración es la trenza rellena: un pan trenzado que puede rellenarse con jamón, queso o dulce. El pan en la mesa de cada familia guatemalteca tiene un lugar importante, acompaña todas las comidas de Navidad y Año Nuevo, y por ello,  la trenza y el pirujo, un pan dulce que se come con chocolate caliente o café, siempre se sirven en el centro de la mesa. En estas fechas también sirven rompope (similar al ponche crema venezolano). 


El  rompope también se consume en Costa Rica, sin embargo en estas tierras el  queque navideño es el postre  estrella de las fiestas. Es un bizcocho que lleva frutas confitadas y semillas. Lo acompañan con bebidas calientes como café o té; sus  ingredientes básicos son harina de trigo, huevos, azúcar, sal y se le agrega leche o licor en pequeñas cantidades. .


De Costa Rica nos vamos a Honduras, donde las torrejas son las preferidas en Navidad. Se elaboran  a base de pan de  yema  frito y se  bañan en caramelo de azúcar. Se sirven después de la comida o para los intercambios navideños.


 En Cuba sirven los buñuelos de harina de yuca con almíbar y los ofrecen a quienes vienen de visita.


En el Salvador, hay para todos los gustos. Acostumbran a tomar bebidas frías o calientes, entre estas el chocolate o el café. A la hora del postre disfrutan de la semita  plana, un pan dulce que identifica mucho a los salvadoreños. No  es exclusivo de Navidad. Se consume durante todo el año en el desayuno, la cena o la merienda. Sumado a esto suelen degustar quesadilla, un pan dulce elaborado con varios productos lácteos, es un postre típico del salvador.


En Argentina, además de los chocolates, turrones, panes dulces y helados (pues están en pleno verano), resalta entre sus costumbres el budín inglés. Se trata de un pastel hecho con frutas confitadas, lleva además fresas troceadas y especias. También suelen servirlo en bodas. Su forma es rectangular y otras veces se asemeja a un cubo, tiene un toque de licor. También se le conoce como pastel de frutas. Aunque toca comerlo durante la cena navideña, es probable que más de uno le dé un mordisco a cualquier hora.


El budín inglés también se consume en las navidades de Uruguay, además de los turrones y  el panetón, estos dos últimos de origen español e italiano, respectivamente, pero que se instalaron en la mesa de los uruguayos debido a la cantidad de inmigrantes que llegaron luego de la segunda guerra mundial. Otra de las tradiciones es servir ensalada de frutas; éstas deben estar cortadas en cubitos y se le agrega algún refresco.


En Paraguay el clericó (una bebida dulce que lleva vino tinto y frutas) y los panecillos dulces están incluidos en el menú

Si nos vamos a Ecuador, Juan Pablo Vintimilla, explica que allí los  buñuelos con miel, no faltan. Son una bolitas que se hacen a base de harina y queso, se fríen y se mezclan con miel. Sus orígenes corresponden más que todo a la cocina mediterránea, pero se incorporaron a la cena navideña no solo de Ecuador, sino también de países como Colombia, México y Cuba.


En Perú tampoco falta el panetón, “nada peruano pero peruanazo a la vez”, dice con humor Herbert Olguín, quien asegura que el postre les gusta tanto que ya lo adoptaron como propio este bocado de origen italiano que en algunos lugares de Latinoamérica se le conoce como pan dulce.


Juan David La Verde, de Colombia, cuenta que las navidades en el país vecino se disfrutan con Natilla y buñuelos.  A los buñuelos preferiblemente le agregan papelón y el queso costeño, mientras que para el relleno suelen usar arequipe, miel, chocolate o coco rallado, pero esto es una variación del postre y es opcional. En el caso de la natilla ya incluso la venden en el mercado lista para llevar, pero hay quienes la hacen todavía casera, lleva leche, fécula de maíz y azúcar.


Harold Rizo comenta que en el caso de Nicaragua en Noche Buena se disfruta del Pío Quinto al que también se le conoce como tarta del padre Pío. Se trata de un bizcocho suave que lleva  una mezcla con miel, azúcar, agua, canela y ron  -también llamado sopa borracha- y lleva un atol hecho con maicena, huevos, leche, ron, pasas,  que se usan para bañar la tarta.


Otros países como México, expresan mucho su cultura a través de la comida.  Los postres no son la excepción. Durante Navidad y Año Nuevo sirven buñuelos, atole, ponche de frutas, rompope, y en ocasiones tamales dulces, además de bizcochos de frutas y polvorones.


Y así cada país tiene sus propias costumbres. Sus tradiciones, heredadas de generación en generación, más las que se van añadiendo en este mundo globalizado. En Panamá es típico el Dulce de frutas navideño: un bizcocho hecho con harina de trigo, huevos, azúcar, leche condensada, frutas confitadas, frutos secos y varios tipos de ciruelas pasas es el postre que deleitará a los comensales.


Los puertorriqueños hacen tembleque de coco, es el postre más típico de estas fechas, pero también acostumbran a comer flan, majarete y otros dulces a base de coco.


En República Dominicana el pudín de pan es infaltable. Lleva pan en lonjas o en trocitos se le agrega leche o crema de leche, azúcar, mantequilla pasas y canela. Queda como un bizcocho.


En el caso de Bolivia los postres que se degustan en la cena de Navidad y Año Nuevo también sirven de desayuno para el día siguiente. Comen buñuelos, los típicos de harina de trigo, fritos y endulzados con miel o chambergos que son similares a los buñuelos pero un poco más duros y dulces, también incluyen las sopaipillas, que se parecen a los alfajores. 


Llegamos a nuestros dos últimos países en nuestro recorrido gastronómico dulcero. Vamos a detenernos primero en Brasil el país del carnaval, aquí el postre que resalta es la Rabanada: se trata de un postre elaborado a base de pan. Es sumergido en una mezcla de leche y huevos batidos, fritos en mantequilla y cubiertos en almíbar, miel y con un toque de canela.


Finalmente en Chile, debido al calor veraniego, sirven como postre frutas como patilla y otras de la temporada. Pero también ffrecen y disfrutan de galletas navideñas y bebidas dulces como el ponche de chirimoya y el cola de mono, este último con tan particular nombre está hecho a base de leche y café; lleva un toque de licor, se consume frío. El de chiromoya, se hace a base de la pulpa de esta fruta se le agrega vino blanco, azúcar se deja macerando toda la noche y luego se consume frío.


Este viaje dulcero evidencia que a los Latinoamericanos no sólo nos gusta disfrutar de deliciosas cenas de Navidad, en las que reflejamos nuestras costumbres, cultura y tradición, sino que además solemos coronar toda buena cena con un delicioso postre, en bizcocho o en bebida, frío o caliente.