Las telitas son para los venezolanos unas arepas delgaditas. Para Alberto Lindner fueron una fuente de inspiración para otra cosa deliciosa, que se hace con lo que hay y que él ha llamado: telitas dulces de maíz. La receta la comparte aquí con nosotros y también en su blog: Cocinar de pie.


Los venezolanos comemos arepas. Y más aún en la condición de cuarentena en la que vivimos ahora en marzo de 2020.


A quienes no las conocen, les cuento que las arepas son un plato tradicional que se hace con una masa hecha con harina precocida de maíz, sal y agua, a la que se le da forma redondeada y que se cocina en sartén o budare hasta que queden tostaditas por fuera.


Pero la magia de las arepas venezolanas reside en los rellenos. Es parte de nuestra identidad la mezcla de olores, sabores, texturas y colores.


Las arepas clásicas se rellenan con queso blanco rallado o con guisos de carne o de pollo. También las hay de granos o frijoles negros (caraotas) con queso blanco (dominó), o la reina “pepiada” con pollo, aguacate y mayonesa (pepiada es chévere o bueno, en caraqueño).


En fin, casi cualquier cosa es buena para el relleno.


Pero además de distintos rellenos, también tienen hay distintos tipos de arepa. Con la misma masa se pueden hacer fritas, a la plancha, a las brasas, en budare. También cambian según la región y pueden ser grandes, redondas con hueco en el medio, o las llamadas telitas.


Antes de seguir con las telitas, comparto una reflexión:


Cuando un venezolano va a una arepera, el asistente le pregunta:


- ¿Le saco la masa? ¿Con o sin mantequilla?


La gente mayormente prefiere que le saquen la masa para que entre más guiso.


Por años he pensado ¿qué uso se le podría dar a la masa que se saca y posteriormente se bota?


He probado freírla y hacer como “chicharrón de masa”, queda rica pero es muy grasosa; también la he reamasado en otra nueva arepa; he mezclado esa masa con huevo y lo he puesto a freír (eso sabe bien); o agregarle salsa de tomate y pensar que son ñoquis… (ese también me gustó).


Pero casi nadie hace nada con la masa. Yo creo que los restaurantes de arepas podrían inventar muchas cosas.


En estos días de encierro y sin pan en la alacena, he tenido que comer muchas arepas pero hasta que se me acabe la masa.


Me acordé entonces de mi amiga “Guachamacoli” a quien también llamamos “la morocha” y que a veces nos llama para invitarnos a cenar “telitas”.


Las telitas son arepas muy finas que con un cuchillo se pican por la mitad y se rellenan con cualquier cosa. Lo bueno es que no se pierde nada de masa. Ella definitivamente lo hace con un amor tal que podría ser comparado con comida de dioses (dioses areperos).


Recuerdo que ella amasa con mucha paciencia y por más de media hora la harina de maíz, hasta que queda en un punto exacto de consistencia.


Luego las aplana con sus dos palmas, dándole giros y sus tres dedos centrales de la mano izquierda se cierran para garantizar la circularidad del producto.


Las que ella hace no tienen más de medio centímetro de espesor, y así las coloca en una plancha muy caliente para que se forme la concha externa crujiente.


Entonces las toma amorosamente con las manos sin quemarse, para lanzarlas en las rejas del horno, donde terminan su cocción.


Al sacarlas del horno las coloca en una cesta de paja, arropadas por una servilleta de lino y algodón, que impide que el calor y el aroma se escapen.


En la mesa mi amiga dispone de todo tipo de quesos, rellenos, salsas, mantequillas y untables. Todos comemos de lo que hay servido, pero nunca nadie come realmente lo mismo.


Se trata de una danza maravillosa del compartir de la familia y que, Dios mediante, volveremos a celebrar.


(Entiendo que el ajiaco colombiano de alguna forma, comparte estas maneras, donde cada quién termina de preparar su propia sopa. Mi padre era así con sus cenas: cada bocado era distinto al otro).


Pues de tanto hacer arepas en estos días, y con la metáfora de que son redondas y son ciclos que seguramente terminan, fue que pensé en hacer mi propia versión de las telitas.


Pero no unas telitas cualquiera, sino unas que además de ricas, puedan ser hechas en el núcleo familiar, divertidas para los niños, suculentas, tostaditas, sin masa que retirar y preferiblemente dulces. Y así se fueron gestando estas telitas de maíz dulces con relleno de cacao criollo.


Hice muchas pruebas. Las preparé con camburcitos pasados por fuego; con vainilla y canela; con queso crema; con cacao en polvo y otras variantes. Con ustedes compartiré la versión que más me gustó, pues dadas las circunstancias, no pude hacer estudio de mercado y darle a probar a mucha gente como es usual.


Aquí voy…



Telitas dulces de maíz con relleno de cacao criollo



Ingredientes


Para las telitas:


  • Una taza de harina de maíz precocida.
  • 2 ó 3 tazas de agua (ya no se acentúa la o, pero da miedo que piensen que son 203 tazas de agua)
  • 3 cucharadas de harina de trigo.
  • Una pizca de sal.
  • 1 cucharadita de polvo de hornear.
  • 2 cucharadas de aceite.
  • 1 huevo grande
  • 2 cucharadas de azúcar

Preparación de las telitas dulces de maíz:


Precalienta a fuego alto un budare o sartén engrasado.


Mezcla todos los ingredientes, te quedará una pasta de igual consistencia que las panquecas, muy espesa. Recuerda que la harina de maíz, a diferencia de la de trigo, va absorbiendo agua con el paso del tiempo y se seca, por lo que quizá necesites agregar un poco más de agua.


Con un cucharón se toma una porción y se vierte la masa sobre el budare, extendiéndola con ayuda del cucharón para que quede delgada y de forma circular.


En poco tiempo comienzan a salir burbujas, lo que quiere decir que se debe voltear. 


Si queda poco cocida se puede voltear otra vez.


Se van apilando en un plato y se llevan calientes a la mesa.


Las que sobren se pueden comer frías como merienda con o sin relleno


Opciones de relleno:


El mejor untable del mundo (crema de chocolate con nueces )


Ingredientes:


Un pote de 250 gr de queso crema, preferiblemente sin sal (si no hay, he usado crema de leche, pero no es lo mismo)


3 cucharadas de cacao en polvo

2 cucharadas de chocolate en polvo

5 cucharadas de azúcar impalpable

1 taza de nueces pulverizadas en licuadora

1 cucharadita de esencia de almendras o de vainilla

Una cucharadita de leche

Una pizca de sal


Opcional: cambiar el queso crema por leche condensada o por arequipe.


Preparación:


Se mezcla bien el queso crema con el azúcar, la vainilla, el cacao y el chocolate en polvo. Luego se agrega una cucharadita de leche completa y por último las nueces molidas. Se revuelve bien hasta hacer una masa espesa, compacta y todos los ingredientes se hayan mezclado bien.


Secreto: Si tostamos muy ligeramente las nueces antes de licuar, activamos los aceites internos y se espesa mejor. No conozco la química del proceso, es solo ensayo y error.


Otro relleno:


Como se hace en familia, se pueden preparar dos o tres rellenos o toppings incluyendo en de camburcitos “pasados”.


Se ponen tres o cuatro camburcitos muy maduros en un sartén, se agrega agua hasta que tape la mitad de un cambur y unas cinco cucharadas de azúcar, esencia de vainilla y canela. Se deja que se evapore el agua y quede como melado. Luego se hace puré con un tenedor.


Otra opción es sustituir los bananos por fresas.


Desde las emociones positivas de la Psicología Positiva pienso que al cocinar se activan muchas emociones positivas, sobre todo si se hace con los niños. Se activan fortalezas de carácter como el interés, la curiosidad y el amor.


Estas telitas han sido mi acompañante en tiempos de cuarentena. Dios nos bendiga. Cómanlas saladas también.


Alberto