Mis vecinos salían de viaje cada dos o tres meses a visitar a su familia fuera de la ciudad.

Al regresar llegaban con unas varas verdes dulcitas que repartían como souvenir.

Mi abuelo (tan goloso como yo) le retiraba la cáscara y la cortaba en cuatro para succionar más fácilmente el jugo que impregnaba a esta rama tan fibrosa y deliciosa.

Como soy curiosa preguntaba ¿por qué se llama caña de azúcar?

Y la respuesta era: “Porque de allí sacan el azúcar”.

Yo logré conectar aquella caña con los cristalitos blanquitos muchos años después, ya de grande y en la universidad.

El proceso para obtener el azúcar que solemos tener en nuestras casas, especialmente en los países productores de caña, no es complicado: la caña se muele en un trapiche para extraer el jugo, se decanta para eliminar impurezas, se calienta para evaporar el agua y obtener un melado que se cuece en grandes cazos industriales. Luego esa masa dulce obtenida se cristaliza, se refina y se seca.  De allí salen esos pequeños e inmaculados cristales que por lo general usamos en la mayoría de nuestros postres.

En ese recorrido que hace la caña por el trapiche, se pueden obtener otras opciones que también nos endulzan la vida:

Azúcar morena o negra: es el jugo de caña cristalizado directamente, sin procesar ni refinar, este producto conserva todas sus propiedades la usamos por lo general cuando deseamos ese sabor a melaza tan característico y el color caramelo. Muchas recetas de pastelería americana llevan una combinación de blanca y morena.

Azúcar orgánico: esto quiere decir que no es refinado y que proviene de una caña cultivada sin productos químicos que dañen al medio ambiente.

Papelón o panela: Es el jugo de caña secado mediante calor en grandes ollas hasta que se concentra y se hace sólido. Es un ingrediente característico en la dulcería criolla venezolana y de muchos países latinoamericanos.

Y otro que es muy común encontrarnos en la lista de ingredientes de las recetas de repostería es este:

Azúcar glas: Es el azúcar blanca pulverizada y por lo general debe tener un porcentaje de fécula de maíz para evitar que se compacte, es perfecta para hacer glasas, cubiertas para tortas y masas. Cómo hacer azúcar glas en casa

 

Fuente: El Libro del Azúcar, Osvaldo Gross.

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