En el 2013 nació “Al Horno Pasteles” en San Antonio de los Altos, Miranda, Venezuela. Desde allí despachan tortas y cajas surtidas de dulces que hacen con amor en el corazón de su hogar

Cuando Rosamaría Inciarte, fundadora de “Al Horno Pasteles”, y su esposo se quedaron sin trabajo hace cuatro años, lejos de deprimirse decidieron salir adelante con algo propio, un nuevo emprendimiento.  “Quedamos desempleados y decidimos prender el horno”, recuerda.

Los primeros intentos la llevaron a explorar en las recetas saladas, pero luego, debido a la insistencia de sus hijas, decidió apostar por los postres. Y con esto quedó cautivada. Ahora ofrece a sus clientes tortas y cajas surtidas de dulcitos tipo bocados. “Una vez que se está trabajando la creatividad comienza a fluir”, señala.

Inciarte dice que uno de sus fuertes es la torta de chocolate y no deja de sorprenderse de lo mucho que a la gente le gustan los postres. “A las personas les encanta el dulce, les fascina el chocolate, nunca es suficiente. Siempre quieren algo así como dulce sobre más dulce. Yo trato de complacerlos”, dice en tono consentidor. Y esto se muestra en la minuciosidad de los detalles de los pasteles y dulces personalizados que elabora.

Asegura que en su taller de repostería la clave está en hacer todo con amor. En preparar las recetas con el mismo cariño como si lo hiciera para una de sus hijas, para su esposo o para algún miembro de la familia. Y ese cariño que pone en su trabajo tiene recompensa: Iciarte afirma que lo que más le gusta de trabajar en repostería es recibir  una llamada de sus clientes y escuchar del otro lado del teléfono que ese dulce o torta les encantó. Solo quien trabaja con pasión en el mundo del dulce sabe lo que es esa gran satisfacción.

En Instagram: @alhorno_pasteles