Aunque muchos no asocian a Japón con los dulces, este país tiene una amplia y deliciosa tradición de bocados azucarados. Hoy te invitamos a conocer al menos 5 dulces que saben a Japón.

Dorayaki: Son dos bizcochos de forma redonda (similares a las panquecas) rellenos de anko, una especie de pasta de habas, hecha con azuki, también conocida como soya roja. El relleno también puede ser de castañas, pero esto es dentro de lo tradicional, porque las variaciones actuales incluyen Nutella, mermelada y chocolate.  Sobre su origen, cuentan la historia de que un samurai dejó su gong (dora) olvidado en la casa de un campesino donde se escondía y este lo usó como sartén para preparar unos bizcochos a los que llamó dorayaki.  Este postre tradicional japonés también es conocido por ser el dulce favorito de Doraemon, un dibujo animado muy popular en muchos lugares del mundo.

Taiyaki. Puede conseguirse con facilidad en todos los supermercados de Japón. Es un postre con forma de pez que originalmente se rellena con pasta de habas dulces azuki, con el paso del tiempo se han incluido variaciones que van desde la crema pastelera hasta helado, siendo este el más reciente que lo ha llevado a sobrepasar las fronteras de Japón y llegar a heladerías de Europa y Estados Unidos. El primer Taiyaki fue cocinado por la confitería Naniwaya en Azabu , Tokyo, en 1909. Este postre es hecho a base de harina de trigo, sal, azúcar y levadura. La mezcla resultante se vierte en un molde en forma de pez. El tiempo de cocción dependerá del molde.

Wagashi: Pequeños postres, delicados y perfectos. Sus colores, sus formas, la sutileza en la preparación los hacen agradables a la vista e invitan a degustarlos, deben activar los cinco sentidos y en eso se esmeran los confiteros al prepararlos.  Se utilizan, al igual que muchos otros postres como acompañantes del té. Se elaboran a base de muchi: harina de arroz glutinoso y rellenos con anko. Del Wagashi hay diferentes formas y variaciones y los diseños también dependen de la época del año.  Son elaborados a base de ingredientes naturales, principalmente vegetales. Hay cerca de 26 variaciones. En Japón hay escuelas especializadas que se dedican a la elaboración de estos dulces, que son hechos a mano, verdaderas artesanías en miniatura. Se dice que sus orígenes datan de los siglos VII y IX, y derivan de las relaciones entre China y Japón. Los embajadores que Japón envió a China trajeron consigo dulces realizados con harina y fritos. Desde Europa también se introdujo la caña de azúcar que luego se incluyó como enduzante de wagashi.

Anpan. Es un bollo dulce relleno tradicionalmente con pasta de habas azuki, al igual que muchos dulces tradicionales japones. El bizcocho está hecho a base de harina leudante, mezclada con leche, aceite, huevo, y una pizca de sal. Ahora también se rellena de chocolate, crema pastelera y mermelada.  Dicen que el anpan fue creado en 1875 por un samurani llamado, Yasubei Kimura, que tras quedar desempleado decidió abrir una panadería, al resultar influenciado por un joven a quien vio hacer pan. Kimura tomó la receta, que en principio era agridulce y la adecuó al gusto nipón, le agregó levadura líquida y luego rellenó con pasta de habas. Se dice que  la popularidad de este dulce llegó al máximo cuando el emperador Meiji hizo pública su afición por el anpan y pidió a los gobernadores japoneses conocidos como Takugawa repartirlo a la población, mientras que a Kimura le pidió que le llevará anpan directamente para degustarlo todos los días.

Konpeito. Estos coloridos caramelos se crearon gracias a la influencia europea entre los siglos XV y XVI. Como el Konpeito necesitaba mucha azúcar para la elaboración y para aquel entonces la industria para refinar el azúcar aún no se había establecido en Japón, era muy rara la preparación del caramelo. El Kompeito era el dulce de agradecimiento para las visitas que daban las familias imperiales japonesas. Estos caramelos son muy llamativos, multicolores y populares y los venden en muchas tiendas en Japón, como golosinas, también los venden en otros países.