El pu-erh o té rojo es variedad de Camellia sinensis que debe su nombre a la localidad de donde procede: la región de Pu’er en la provincia de Yunnan, China. Solo las hebras de esta región pueden llamarse así.

Historia del pu-erh o té rojo


Inicialmente, el pu-erh era un tipo de té consumido únicamente por los miembros de la nobleza. Se cosecha desde la dinastía Tang (618-907), pero fue después de instaurada la dinastía Ming (1368-1644) que comenzó a aprovecharse de forma comercial.

Las hebras de pu-erh tienen unas cualidades únicas que tienen que ver con el proceso de fermentación al que son sometidas, que puede durar desde seis meses hasta los 60 años en barricas de bambú; aunque pueden existir hebras con mayor antigüedad pero que no suelen comercializarse, ya que el pu-erh es un producto tan preciado que puede pasar como herencia durante generaciones.

Sin embargo, este proceso de “añejamiento” comenzó a practicarse después de un feliz incidente: inicialmente, transportar las cargas de té desde Yunnan a Pekín tardaba unos tres meses a lomo de caballo. Al llegar a su destino final, las hojas habían pasado por un proceso de fermentación que, lejos de dañarlas, mejoraban sus cualidades. Desde entonces, comerciantes y conocedores se han esmerado en encontrar cosechas añejas, lo que posteriormente impulsó el desarrollo e implementación de procesos de fermentación.

La presentación de las hojas de pu-erh es muy variada. La más común es la torta o disco de té (Bĭngchá), pero también están las hojas compactadas en forma de ladrillo (Zhuānchá), cuenco (Túochá) o esfera (Jīnguā). Mientras más tiempo de fermentación tienen las hebras, más costosas son.

Un dato curioso sobre el té pu-erh es que se cosecha de árboles de Camellia sinensis que comúnmente superan los doscientos años de antigüedad. Así que si tienes oportunidad de tomar una taza de este té, estarás bebiendo siglos de historia.

Cómo preparar un té pu-erh


Para obtener una buena taza de té rojo correctamente infusionada debemos seguir recomendaciones generales tales como:

  • Utilizar agua mineral de excelente calidad.

  • Infusionar 1gr de té por cada 100 ml de agua.

  • Utilizar tetera, tazas y utensilios elaborados con materiales de primera.


Una vez que nos aseguramos de disponer de todo lo anterior, infusionamos nuestro té a 85°C durante un periodo de tiempo que puede oscilar entre los 30 segundos a los 2minutos. Si te inicias en el mundo del té, puedes jugar con esa franja de tiempo hasta que encuentres el punto exacto en el que obtengas una infusión que resulte agradable a tu paladar. Esto requiere varios intentos y mucha paciencia, pero sobre todo disposición para explorar todas las posibilidades que el té nos regala.

Un té-postre para ocasiones dulces


Para inspirarme al escribir esta nota, me preparé un Caramel pu-erh de @caracasteaco infusionado durante dos minutos. Es un blend con trocitos de caramelo escocés y almendras. Una delicia para los sentidos con un penetrante olor meloso, que junto a sus notas dulces y especiadas se convierten, literalmente, en un “caramelo” para el paladar. Es un “té-postre” que, en mi opinión, puede funcionar muy bien servido al final de una comida para cerrar el encuentro con broche de oro. Pero también puede ser usado como excusa para una dulce tertulia, con o sin acompañantes dulces, o para pasar una tarde tranquila en soledad y con gusto acaramelado.

 

Fotografía:@raulperezfoto