En Dulcear nos solidarizamos con quienes trabajan en el mundo del dulce y por eso quisimos darle un espacio para el desahogo. Aquí compartimos lo que algunos reposteros consideran entre las cosas más comunes que odian quienes se dedican a este dulce oficio:

Que se quemen los postres. Si hay una cosa que pone de mal humor a un repostero o pastelero es que las preparaciones terminen echando humo. Para un amante de la pastelería un mal día se resume en  “el pastel se quemó”.

No conseguir los ingredientes. Tener que buscar, dar mil vueltas y no encontrar los ingredientes que se requieren para la preparación, eso es algo difícil de tolerar.

Que pellizquen. Si quieres ver a un chef pastelero de mal humor mete la mano en la mezcla o pellizca el pastel o postre antes de que esté listo.

Olvidar algún utensilio. Todo pastelero suele ser organizado y se preocupa por tener todo a la mano a la hora de hacer una preparación. Los olvidos suelen complicarlo todo, especialmente cuando ya se tienen las manos en la masa y se trabaja solo.

Que otros abran y cierren el horno. Sabemos que los olores en la cocina cuando se prepara un pastel son capaces de despertar el apetito dulcero de cualquiera, pero eso de abrir y cerrar el horno para ver que se está haciendo arruina el resultado final, así que cuidado con hacerle esto a cualquier chef pastelero, ¡queda totalmente prohibido!

Que pidan probar el postre antes que esté listo. Esto también es similar a lo que pasa cuando se abre y se cierra el horno. Todo tiene su tiempo.  A los reposteros no les agrada mucho que le pidan probar la mezcla o la preparación sino está lista, decorada y servida.

Que se dañe algún equipo. Tener que batir a mano porque la batidora dejó de funcionar o no poder usar el termómetro, la licuadora o el peso digital puede ser un gran dolor de cabeza para quienes ejercen este oficio que requiere tanta precisión. (¡Sin embargo nos consta que siempre se las ingenian de maravilla!)